Xogo - Retro: Alex Kidd in Shinobi World (Sega Master System) - Análisis

Con la temática ninja e inspirado muy notablemente en los personajes de la serie Shinobi, RetroNewGames os presenta al último clásico protagonizado por Alex Kidd.

Corría el año 1990 cuando, aprovechando el tirón de la franquicia, SEGA decidió incluir entre su catálogo la última obra de la que todavía era su mascota: Alex Kidd, el chico maravilla de orejas enormes y traje bermejo, enfrascado en una nueva aventura, pero ahora blandiendo una Katana y lanzando Kunais a diestro y siniestro, para derrotar a un malvado ninja y liberar a su amada de su oscuro poder. 

Y es que el bueno de Alex ha madurado y poco queda de aquel joven imberbe; aquel que descendía alegremente la Montaña Eterna y que supuso uno de los mejores videojuegos habidos en un sistema para consola de 8 bits. Ahora es es el amor por su novia la excusa perfecta y no la paz de su pueblo, porque dormir calentito en invierno -entre otros placeres- es algo que una vez podemos probarlo, difícilmente lo dejamos escapar. 

"Cullòns, nena... quins ulls més bonics!

Historia:

Alex Kidd in Shinobi World nos traslada a uno de los momentos más íntimos del protagonista y que algunos clasificaríamos por pecaminoso; rodeado de flores, con los pajaritos cantando y haciendo "manitas", ignorante de la vida sin imaginar que en apenas unos instantes su realidad cambiará a peor. Hanzo, el malo malísimo de esta entrega, conocido como "Dark Ninja", vuelve de alguna parte tras la friolera de diez mil años para secuestrar a su chica y enfrentarse así a quien una vez lo desterró. Os hablo del "Ninja Blanco" o también llamado "White Ninja", que otorga su alma y habilidades a Alex, recordando en mi mente contaminada por el cine de artes marciales de los años 80 y 90, a las míticas películas de "American Ninja" protagonizadas por Michael Dudikoff (jamás pensé que pondría su nombre en este blog). El problema es tal que Hanzo se larga volando igual que un jilguero, dejando a Alex tan sólo y dando tanta penita, que todo aquel que haya jugado a alguna de sus anteriores entregas no podrá evitar soltar una pequeña lagrimita. 

Nuestra misión es simple aunque para nada un paseo; encontrar al Ninja Oscuro y recuperar a la chica.

Calma, chaval... que aquí estoy yo para echarte un cable al cuello.

Gráficos:

Estamos ante un juego gráficamente notable aunque muy lejos de los alardes vistos en otros títulos de la plataforma, con colores en un buen contraste, además de un diseño de fases entretenido y unos personajes muy agradables y con un aire bastante resultón (palabra que me encanta, por cierto). Los enemigos junto a los jefes finales que nos hallemos -también los escenarios- homenajean a otros videojuegos pese a haberse quedado muy corto en esa misma intención. La semejanza con la saga Shinobi es de todas la más evidente, sobre todo teniendo en cuenta que el cartucho parte de otro título independiente que jamás llegó a ver la luz. Su nombre: Shinobi Kun (por favor, no hagáis la broma, que os conozco...). Un proyecto anterior que acabó reciclado en gran medida mostrando en pantalla elementos de la franquicia, y a su vez con su propia impronta y dándole un pequeño toque distintivo y de humor. Posiblemente sea esta de las pocas entregas que rindan homenaje en la época y además en tono de "mofa", hablando de sus propias licencias y la competencia, aunque al final decidieron pisar el freno y echarse un poco hacia atrás. Nos queda una secuencia muy llamativa, como durante el primer jefe de la primera zona, un samurái de parecido más que razonable con Mario (incluido uno de sus ataques), y al que le iban a llamar en un principio, Mario-Oh. Luego la cosa se calentaría de nuevo hasta niveles exagerados, como muchos sabréis ya durante los años de Super Nintendo y SEGA Mega Drive. No, si ya se tenían ganas, ya...

Os decía que el juego no hacía demasiados alardes, al menos si lo comparamos con lo que la máquina daba de sí; fases con fondos estáticos, animaciones un tanto simples, y un tamaño de sprites decente pero que queda algo lejos de lo que vimos en la primera entrega de Alex Kidd. Sin embargo, destaca por su velocidad y fluidez, no sufriendo en ningún momento de alguna ralentización. Además los sprites están bien trabajados y parecen muy divertidos, con detalles como Alex gritando en mitad de una caída, o el propio Kabuto, el samurái de quien os hablaba hace un rato, echándose desconsolado a llorar. En general luce bonito y desengrasado, lo que no quita que, como a mí en su momento, fuéramos muchos los que nos decepcionamos al ver que el título no ostentaba las mismas mecánicas de lo disfrutado en el Reino de Radaxian. Me pasé mucho tiempo observando la típica imagen en los catálogos, hasta que pude emularlo y comprobar que como alternativa al mundo milagroso no iba a ser igual. Una pena, la verdad. No es un mal juego pero le añadiría mucho más. 

Buaaaaahhhaahhh!!

Sonido:

Esta misma mañana me he sorprendido tarareando por unos instantes algunas de las melodías, aunque de todos modos no es ni de lejos tan memorable como cualquiera de las joyas escuchadas en Alex Kidd in Miracle World. La sorpresa ha venido porque no creía ni siquiera saberla, y menos aún con algunas partidas muy espaciadas en el tiempo y justo antes de poner la cena en la mesa, lo que resulta llamativo cuanto menos, viniendo de mí. Las piezas musicales son bastante correctas -destacando la primera en homenaje- con efectos de sonidos que cumplen sin que ninguno destaque, creíbles y adecuados según el momento, el nivel y la acción. Nada que objetar, aunque tengo la convicción de que este título podía tener más contenido y, por ende, ser bastante mejor. 

Fijaos, estoy escribiendo esto y la melodía principal ha vuelto otra vez...

¡Ay, Omá!

Jugabilidad:

Al contrario que en otros Alex Kidd, aquí contamos con distintas oportunidades o toques posibles, permitiéndonos en cualquier caso aumentar nuestros puntos de vida con la recogida de corazones, otorgándonos una vida extra en el caso de que estemos a tope. Estos objetos se ocultan en determinados baúles (o en su defecto algún arma arrojadiza o un potenciador), aunque todo lo que encontremos queda muy distante respecto a todas las posibilidades que nos ofrecía su homónimo, el primer título de 1986. No estaría nada mal que el personaje contase con más habilidades pero, visto lo visto y que el juego tampoco es muy extenso (alrededor de media hora para acabarlo), seguramente los desarrolladores coincidieron en que ya estaba bien como estaba y mejor dejarlo así. El juego tampoco es un paseo, pese a que hay mucho listo que dice que es realmente muy fácil, pero salvo que mueras en muchos intentos y conforme nos acercamos a los niveles finales, la dificultad aumenta en algunos puntos de manera radical. Sobre todo en el combate final, al que hasta que pillas el truco, más de una vez te vas a morir. También puedes usar el único 'continue' que te permite el juego, pero aquí somos un guerrero y nos debemos a nuestro honor. ¡Sé un ninja, por Dios!.

Una imagen así me tuvo embobado en la época, creyendo que se parecería mínimamente a Miracle World.

El plataformeo, que es la pieza angular sobre la que se maneja el escenario, no es del todo perfecto aunque esto se arregla con una muy buena fluidez y respuesta en el mando. La dificultad está muy medida en ocasiones aunque no hay para nada situaciones que se vuelvan imposibles, reduciéndose todo  nuestro entrenamiento a jugar y practicar. Puede que se nos atragante el último de los enemigos o alguno de los niveles finales, pero al ser unas fases tan cortas a poco que se tenga algo de suerte lo podremos superar. Además, cada enemigo, aunque cuenta con unos patrones propios y a veces se nos pueda hacer un poco cuesta arriba, tienen su manera de derrotarlos. Habilidades como "gatear" o convertirnos en bola de fuego (manteniendo el botón de acción pulsado) sirven no sólo para descubrir que tenemos muchas más opciones sino para también alcanzar lugares muy elevados o huecos en apariencia inaccesibles. Se echa a faltar un inventario y que los escenarios tengan más líneas de acción y que sean más grandes, pero aunque esto puede dar lugar a equívocos, un fallo en un movimiento o un salto, y adiós. 

En cuanto a los enemigos decir que de estos hay varias clases y algunos son puñeteros, apareciendo de repente en el escenario cuando menos nos lo esperamos, o situados estratégicamente y, casi siempre, en un sitio estrecho o donde saltar. Ninguno de los niveles se sienten saturados y suelen estar muy distantes entre unos y otros, encontrándonos sólo con cierto problema en el segundo jefe final. Podría nombrar aquí qué podéis encontraros pero tampoco quiero destriparos nada. 

También se agradece que, en determinados momentos, existan accesos secretos que pueden facilitar nuestra marcha. Lo único malo es que esto no es lo normal, y mucho me temo que sólo lo podremos ver en uno de lo

¡Banzai!

Conclusión:

Alex Kidd in Shinobi World es uno de esos juegos que tenía clavado en mi orgullo de chico, cuando por primera vez lo vi anunciado en aquellos catálogos que se incluían en las cajas. Entonces, creía que la aventura sería semejante a Miracle World, y no siendo así, me decepcionó. Claro, es muy difícil igualar las mecánicas de éste y su profundidad. No obstante, es un buen videojuego y entretenido, con unos sprites de tamaño decente (ni pequeños, ni grandes), con un estilo desenfadado y una buena dificultad y jugabilidad. Ideal para matar el rato antes de hacer otra cosa, y con una técnica de plataformeo que se mueve y maneja de manera fluida pese a contar con algunos pequeños defectos que requerirían una revisión. Los enemigos, teniendo en cuenta lo que el juego dura, que es poco, son aún así bastante variados y, algunos de ellos, con un punto por encima del resto en cuanto a dificultad. Destacan los jefes finales y sobre todo los guiños (posiblemente algunos no se pillen a la primera), resultando en conjunto un videojuego atrayente y que se merece disfrutar. 

Totalmente recomendado.

Lo mejor:

-El diseño de los personajes.

-Los guiños y "cameos" de otros videojuegos.

-Buena variedad de enemigos.

-Doce niveles divididos en cuatro zonas.

-Cuatro jefes finales.

-Accesos secretos.

-Buena dificultad.

-Buenas melodías.

-Muy fluido. 

-Enemigos finales con determinados patrones para pasarlos.

-Aunque podría ser un defecto, su duración es buena para una partida rápida y casual.

-Los créditos finales son algo simplones, aunque no de los más aburridos. 

También podemos bucear.

Lo peor:

-No es como Alex Kidd in Miracle World... 😪😭

-El plataformeo a veces no es demasiado preciso.

-Relativamente corto (apenas 30 minutos para acabarlo).

-El jefe final del juego es algo injusto en algunos planteamientos.

-Sensación de que podía haber sido mucho más.

Cada zona se divide en dos niveles y el jefe de turno.

Los corazones nos darán vida.

¡L'infuria del foc!

*Título terminado el 12 de marzo de 2025.