Opinión: Blizzard y la justicia popular feminista

Imagino que estaréis todos al tanto, y de hecho no se habla de otra cosa ahora mismo en la industria, pero Blizzard, creadora de algunas de las franquicias más importantes de la historia (Diablo, Warcraft, Starcraft...), ha sido denunciada por machista y, como no podía ser de otra forma, arrojada a las garras del populacho y su enfermiza injusticia. 

Yo, que no me creo absolutamente nada de todo este circo ni de nada que huela a políticamente correcto, os dejo aquí mi más humilde opinión.

El señor Blizzard con un problema de espalda severo y su prima, la estreñida.

En una época en la que todo es censurable, molesto y ofensivo; donde al negro se le llama cacao maravillao y a la discapacidad, diversidad funcional; donde los blancos heteros son culpables de todos los males del mundo y las familias de un único color no molan (ya sabéis cómo va; si el mediocre no tiene problemas, se los busca, delega sus frustraciones en otros, modifica la realidad a su antojo y tan contento), y cuando cualquier palabra con una supuesta connotación "negativa" se prohíbe sin remordimiento alguno por parte de una serie de justicieros morales de escaso talento, a Blizzard se le han destapado ciertas incomodidades al -supuestamente- someter a sus trabajadoras (ya sabemos que los machos con privilegios somos intocables) con toda suerte de vejaciones en la intimidad de sus oficinas y por consiguiente durante su ejercicio laboral. Una serie de acusaciones con las que ya os adelanto que no estoy nada de acuerdo, y a las que en mi opinión habría que coger con pinzas y guantes de cuero, primero por la poca claridad de éstas y, segundo, porque todos sabemos cómo las gasta la corriente impuesta por lo políticamente correcto a nivel mundial. El #meetoo, el #yosítecreohermana, y el #silodiceunamujersiempreesverdad.

Y es que hacernos creer que las féminas no se pueden defender por sí mismas, necesitando de la totalidad de las instituciones, poderes y opinión pública, hasta el punto de decidir por ellas (mientras los problemas de la población masculina se ignoran) se suma el hecho de un patriarcado que desayuna vaginas y que a los hombres nos pone el camino más fácil y rebosante de privilegios. Es por eso mismo que considero un movimiento acertado el eliminar toda farola que pueda provocar sombras donde ocultarse posibles violadores y asaltantes de caminos, prohibiéndolas por ley. Y no, no es coña... aquí. Como tampoco lo son las clases feministas -ultranecesarias- para bebés. Aquí. 

Una usuaria quejándose de su sexualización mientras intenta arrancarse la cabeza. 

Permitidme frivolizar y hasta bromear con el tema, porque no es para menos, pero es que al final es lo de siempre y cada vez tengo más la sensación de encontrarme en medio de un chiste; niños (la mayoría niñas, infantes o infantas) en cuerpos de adultos aparentemente normales que, descubren el mundo tras una infancia y adolescencia de ensueño pegados a una pantalla, para sufrirlo todo con su pataleta y su capricho, arrasando lo que está a su alcance igual que lo haría un huracán. Si tenéis hijos o sobrinos pequeños sabréis de qué hablo. No se trata de comprenderlo sino de aceptarlo sin más y darles la razón sin dudar. Y así nos va. 

Me viene a la cabeza la última campeona gallega de ajedrez (Inés Prado, creo recordar), quien con apenas veinte años y visto su nombre inscrito en la historia por delante de todos sus antecesores y sólo por el hecho de ser mujer, afirma en su única entrevista que el machismo es marca indisoluble de un deporte (el ajedrez) sólo entendido por hombres, empañando la hasta ahora intachable afición. Tener estudios y haber ganado un campeonato autonómico para decir tal tontería en mi opinión resultaría en descalificación. Porque es curioso cómo, una vez que se les permite acceder (aunque en realidad nunca se les impidió nada en la mayoría de los ámbitos) a disciplinas tradicionalmente masificadas por el sector masculino y sólo porque a ellas no les interesaba (como ejemplo, las ingenierías), se dedican a querer transformarlo basándose única y exclusivamente en sus complejos y frustraciones al igual que lo haría una niña. Es como en los actuales juegos olímpicos, donde se habla mucho menos del deporte y sí más de si la que gana es bi, transexual o tiene disparidades del todo marcianas con su género. El deporte, las diferentes disciplinas, la superación amén de otras virtudes, ya no vende. Igual es que soy demasiado raro, pero si yo fuera mujer ese trato sí que me ofendería, y llegar a ese punto sí sería el camino real para empezar a pensar en la -ya existente- igualdad que se empeñan en ignorar. Estamos en la Europa de ahora (aunque ya se verá de aquí a unos cuantos siglos visto lo visto) pero lo fácil es seguir chupando de la teta equiparando determinados países con otros ciertamente machistas como los de la mayoría del mundo musulmán. Ya sabéis, si son europeos por generaciones son una manada, pero si son inmigrantes o sus hijos, es gente con problemas a los que hay que educar. 

Tetrapléjico gana en los mil metros. Espero que se sobreentienda, pero imaginad por un instante un titular tal que así.  

Pues eso...

El puño en alto. La cruz invertida. Movimiento de paz y amor, sí. 

No voy a remitiros aquí el asco que me da realmente hacia dónde va el mundo, porque tampoco es el caso, pero sigamos con Blizzard, que es el libro del que estamos hablando. 

No comulgo con la idea de que Blizzard haya postulado por un escenario de trabajo realmente machista por:

Para empezar, uno debería preguntarse en qué contesto habrían tenido lugar estas acusaciones, si son veraces e incluso en qué cantidad. Ya sabemos cómo las gastan los periodistas, pero desde que esto ha salido a la palestra (y como vende cada día siguen aportando datos para que no decaiga el momento) me llama bastante la atención la ambigüedad con la que son tratados todos los testimonios. Terceras personas a las que supuestamente han preguntado, siempre con afirmaciones a muy grandes rasgos con los que quedarnos sólo en los titulares (porque la letra pequeña requiere de un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a pasar) y del que leyendo hasta por encima recaba que han sido hechos bastante puntuales y aislados, sin apenas testigos en la mayoría de los casos, y nada corroborables, pero de nuevo -otra vez- basándose en la película de que si una mujer lo afirma siempre es verdad. Además, hablando claro y siendo lo más honestos posibles. ¿Vosotros os creéis que en una empresa tan grande y con tantos trabajadores a lo largo de todo el mundo y con un sello de calidad impoluto a todos los niveles, con la que está cayendo, se permitiría este tipo de trato hacia sus trabajadoras.

Ya os respondo yo:

¡¡¡NO!!!

¡Sorpresa! A los hombres también les pasa.  

-Salarios, salarias, salaries. 

Cualquiera, a mínimo que tenga algo de experiencia en la vida, sabrá que la cosa no funciona como la pintan y que son muchas las variables y matices que definen las relaciones personales en cualquier entorno. Sobre todo, las laborales y, en este caso concreto, mucho más. Ganancias, honorarios de un trabajador., horas, antigüedad, aptitud, carga de trabajo, aportaciones, etc. Esto es así desde hace décadas y todo lo demás es hablar por hablar. Un patio de colegio del que no deben de haber salido todavía los colectivos feministas a los que parece que pensar en ello les viene como que muy grande y entremedias arrastran a la mayoría (en realidad son más listos que todo eso, pero os sorprendería lo voluble y manipulable que es el populacho). Al respecto y casando perfectamente con lo que le ha pasado a Blizzard, yo mismo sufrí hace años la ira de compañeras de trabajo por ganar algo menos que yo (una diferencia de unos 50 o 60 euros; todo un dineral), y de poco sirvió explicarles que mi carga de trabajo y mi cometido dentro de la empresa, a pesar de estar en la misma sección, era mucho mayor. Pero, nada, O se me bajaba a mí el sueldo o se les subía a ellas y, así como el berrinche de un niño y por su "coño bonito", la empresa para no ser calificada de machista (al igual que el término fascista utilizado para todo) y enfrentarse a los colectivos, se bajó los pantalones sin más. Ojalá todo se solucionara así de fácil en la vida, pero ya lo veis: si en la misma línea ponéis machista o fascista, lleváis las de ganar. 

Por cierto, antes de que se me olvide, os dejo este enlace que se me acaba de caer de hace un tiempo. No es el único de la misma índole. Pero eh... para que luego digan que mis estadísticas salen de la misma universidad de la mayoría. La universidad de mis cojones. Gran escuela y mejor alumnado. 

Google busca la paridad salarial y descubre que le paga menos a muchos hombres. 

Otro fulano más con dolor de cuello. ¡¡Ay, ladrón!!

Lo que acabáis de leer no es un hecho aislado. Es más, sé de buena tinta (por implicados, vamos, porque yo rara vez hablo de oídas) que muchas empresas -y ayuntamientos, señoras y señores- en España (imaginad el resultado de ponerme a investigarlo) pagan más a sus trabajadoras que a sus trabajadores a pesar de que su implicación no es determinante ni exclusiva, ni llega a un máximo que así lo justifique. Pero ay amiguitos, ese tipo de titulares no venden y por lo tanto se quedan sólo en anécdota. No vaya a ser que el chollazo y lobby del feminismo moderno se venga abajo y, más de una fanática (y uno, porque al final el dinero llama y a esto del trapicheo se apuntan hasta las urracas), tenga que trabajar de verdad. Eso sí, mientras la noticia anterior captó poco la atención en los medios y redes sociales, con el baile que parece haberse marcado Blizzard todo el mundo se ha querido apuntar a la fiesta y, por supuestísimo, que haciéndolo de la única forma posible que tiene el populacho de hacerlo, que es amenazar y difamar a nivel mundial. En mi opinión, el perro que más ladra no es siempre el que tiene más hambre. 

-Salas de lactancia sin candado para que los hombres entrasen a mirar:

Salas de lactancia en las que algunos testimonios (y hablamos de toda una plantilla de miles de personas sin que el hecho haya podido ser contrastado ni registrado) aseguran que se hallaban abiertas y en las que entraban los hombres a mirar. Siempre en algún momento indeterminado del pasado, como cuando Iker Jimenez saca a la luz casos de hace sesenta años... oh, vaya casualidad. 

De haber ocurrido, seguramente no a nivel estructural sino como algo muy puntual (y me atrevería a decir que de manera muy aislada) imagino que lo normal es que dicha situación fuera puesta en conocimiento de la propia empresa y sus responsables, y no como parte de un estudio interno bastantes años después. Sabemos que gilipollas y cafres hay en todas partes, pero lo mismo que existe la presunción de inocencia para ellas, igualmente debería de existir para ellos. Se está promoviendo una cultura de hacer leña del árbol caído y, si se puede y sin garantía alguna en las acusaciones, inventar. Recordad lo de Morgan Freeman y en qué quedó todo. El daño que le están haciendo a la empresa, y más a sus trabajadores, va a ser algo de lo que les va a costar levantarse.

Vamos chicas. Todas juntas contra los penes blancos y heteros. ¡Satisssfaaieeerrr!

Y es aquí donde entran los auténticos hijos de fruta.  

-Los Guardianes de la moral. 

Impresentables como pocos, quienes sin pruebas suficientes y animados por los titulares sin esperar  por una resolución seria, deciden boicotear a toda una empresa valiéndose de las redes subnormales para liberar sus frustraciones como persona y toda su basura verbal. No sólo perjudican el nombre de toda la industria, sino también a trabajadores e intermediarios. Nazis emocionales sin inteligencia que únicamente son capaces de trazar una línea desde A hasta B. A gente así, sólo por opinar con tan mala baba y pretensiones, les pondría una multa por difamar. 

-Encuestas particulares y anónimas:

Resulta que ha sido una empresa particular la que ha descubierto el pastel y casualmente ahora que estamos en un momento histérico-social como el que vivimos, y en el que cualquier cosa que ponga en entredicho la integridad como persona de la mujer es objetivo y motivo de controversia y titulares. Los resultados y las conclusiones, como de costumbre en estos casos tan viscerales, son demasiado ambiguos y más que aclarar generan todavía más dudas. No se han dado por el momento ni cifras reales, ni nombres ni testimonios con rostro. Podría ser mi prima la de la Once o el vendedor de droga del barrio, pero todo deja entrever un tufo mortal. Encuestas a pie de cajonera y correos privados (y tan privados) en las que señoritas y aliades cuentan su historia (posiblemente distorsionada*) falseando la realidad. Todo muy poco claro y ambiguo. 

-Sí, mucha gente afirma que ha habido acoso y brecha salarial a favor de los hombres, agentes.

¿Cuántas personas? ¿Quiénes?

No sé. Algunas.

A buen entendedor, sobra sobrasada. 

*Hecho verídico: trabajador X le pregunta a trabajadora Y si le apetece tomar un café. Trabajadora Y se levanta toda enajenada y temblando al escuchar la pregunta. Trabajadora Y creyendo realmente haber sufrido acoso laboral. 

Como de costumbre, el feminismo moderno decidiendo por todos los demás. 

Que sí, pesada, que yo te creo, hermana. 

Ni me parece serio ni determinante el hecho de que muchas de las trabajadoras (no me lo invento yo, sino infinidad de artículos que al final unos son la copia de otros) que, despedidas por motivos justificados o no, y como lo fácil es relatar todo bajo el prisma feminista que impera todopoderoso, afirmen que las decisiones unilaterales de una empresa que prescinde de sus servicios lo haga por su condición de mujer. Perdone usted que lo dude. Pero como decía ese gran señor, productor, guionista y actor de la España del destete y que se llamaba Ozores... 

¡¡No, hijo noooo!!

Todo es machismo. Tu SatisFyer, que no deja de ser fálico, también. 

Resulta gracioso e incoherente que la mayoría siga afirmando (sucede cuando uno tiene muy aprendido un discurso) que el machismo está presente en todos los ámbitos y estamentos de nuestra sociedad, mientras a su vez abraza costumbres foráneas poco galantes, porque no hacerlo sería motivo de conflicto racial. Yo mismo he visto mujeres europeas arrimarse a musulmanes declarados machistas, y minutos antes de restregarle la cebolleta al ritmo del baile, con una cerveza en la mano hablaban de feminismo y mujeres empoderadas. Nadie mejor que un asno para rebuznar. 

Trabajadora se suicida tras el acoso laboral de su jefe. 

Lamentablemente, quien se suicida lo hace como parte de otra serie de problemas que nada tienen que ver con el acoso. No te mata el coche, sino la velocidad a la que hayas tomado esa curva. En el caso de Blizzard, y tras saberse que una mujer se suicidó porque su jefe la acosaba (con quien tenía una relación y de la que no sabemos más detalles ni las causas), lo único que puedo llegar a pensar es qué otro tipo de traumas tenía y que la llevaron a hacer algo así. 

Para finalizar: Esto no deja de ser mi opinión de mierda y podría darle muchas más vueltas aunque no merece la pena. Es mi opinión. Tan válida como la tuya aunque no pienses igual. Respétalo.

Salud.