Hablar otra vez de Alex Kidd in Miracle World, la otrora y extinta mascota de SEGA antes de Sonic (y que venía incluida en muchas de las versiones de Master System), es -al menos para mí- como hablar de la piedra angular sobre la que pivotaban el resto de los videojuegos comerciales de su tiempo. Con su carisma, variedad de enemigos y entornos, y una inmejorable banda sonora, fue, y todavía sigue siendo, uno de los mejores títulos de todos los tiempos. Un videojuego -o para el caso una franquicia- a la que por "equis" motivos, y aún habiendo aparecido en decenas de videojuegos nunca como protagonista, no se le había rendido un completo homenaje con el que despertar las pasiones entre los más veteranos y entre aquellos más jóvenes algo de curiosidad.
Basado en el clásico descubierto una mañana de sábado tras una gripe. Un título que me dejó completamente alucinado no sólo por su fantástico colorido, banda sonora y diversidad de situaciones, sino también por su magnífica y original jugabilidad.
Hoy, con vosotros, el puñetero remake:
Alex Kidd in Miracle World DX.
Como muchos sabréis, el que fue buque insignia de SEGA cuando un servidor era joven y lucía melena, recibió hace sólo semanas y de la mano de programadores y diseñadores españoles (algunos de ellos, viejos conocidos de mi pasado), una nueva versión remodelada y realizada con tan profundo cariño y respeto por la franquicia, y no poco talento, que creo encontrarme ante uno de los pocos videojuegos que menos se han desviado de su base original. Y sin embargo, tras haberle echado horas y bastante paciencia, y aunque todavía no lo he finalizado, me veo capaz de dedicarle unas líneas para que podáis haceros una idea de lo que os vais a encontrar. Un buen videojuego (que podría haber sido de los mejores), pero al que habría que darle unas vueltas a su defecto más destacable, que no es otro que hacer gala de una pésima y muy descuidada jugabilidad.
Y me sabe mal, la verdad que sí, no empezar elogiando al que es, hasta ahora, uno de los mejores y más codiciados homenajes dedicados a un personaje de los videojuegos pretéritos. Y es que Alex Kidd in Miracle World DX, a pesar de ser una producción exquisita en detalle y opciones, rebosante de mimo, se carga todo lo dicho por lo que ya os he comentado (y que no me cansaré de repetir), que es un nefasto control.
Pero antes de hablaros del infame manejo de Alex, vayamos por partes...
Historia:
La acción se centra en el personaje de Alex Kidd tras su descenso desde las cumbres del Monte Eterno donde se encontraba practicando el arte marcial de Shellcore. Al rato, un campesino salió a su encuentro, avisándole del peligro que había caído sobre su reino y depositando sobre los hombros y las orejas de Alex toda la responsabilidad; entended que Alex estaba completamente a su bola, sin móvil y sin redes asociales para subnormales, así que esa fue la única manera por la cual se enteró de que él era quien devolvería la paz a Radaxian.
Hasta aquí, la historia conocida por todos y que poco difiere del clásico. De la cual sabíamos sólo lo justo pero que, ahora y gracias a algunos personajes que irán apareciendo durante toda la partida y a que los desarrolladores han reimaginado algunos pasajes a través de conversaciones y nuevas líneas de texto, conoceremos mucho más. Un detalle que, en mi opinión, le sienta muy bien.
Gráficos:
Sin duda es el apartado que más ha cambiado de todo el juego y por el que merece hacerle mención aparte. Aunque al principio no es algo que me convenciera demasiado, sobre todo por el gran tamaño de los personajes y algunas otras licencias propias de los diseñadores, hay que reconocer que este nuevo Alex Kidd in Miracle World es muy bonito a nivel artístico destacando no sólo cada uno de los niveles sino también la readaptación de personajes y enemigos. A los primeros se les han añadido otras sorpresas (que no destriparé aquí en la lengua de Mordor), retocados con nuevos efectos y colores, y rediseñando en su mayoría todos los elementos reconocibles del clásico, pero sin olvidar el mapeado original. A los que nos gustaba imaginar en su momento qué había más allá en el horizonte, más allá de ninguna parte, el hecho de recargar los paisajes con nuevos elementos como pájaros, ríos y otros detalles, nos supone revisitar lo ya visto sorprendiéndonos.
Y para los que echan de menos el clásico, y que no disponen de él por el motivo que sea (porque no tienen el juego original o no se han atrevido a emularlo), que sepan que disponen de dos opciones para hacerse con él. La primera, y más burda para mi gusto, con sólo pulsar V en PC, que cambia el juego al instante y en el momento que sea, a gráficos y la propia música remasterizada en 8 bits. Y la segunda, sin duda la mejor, que nos permite una vez hayamos acabado el juego, de disponer y desbloquear la rom del título original.
En resumen, todo lo que estaba, está. Más bonito, más grande, con algunas sorpresas y fallos. Como por ejemplo el hecho (garrafal) de que algunos elementos del escenario compliquen el desarrollo de la partida tapando la zona de acción principal. Se entiende la intención de darle volumen al escenario y tridimensionalidad, pero que -por ejemplo- un mono te esté disparando y no puedas ver a éste por culpa de unas hojas en primer plano, queda fatal.
Sonido:
La banda sonora, aunque remasterizada y de calidad, tiene una serie de cosas que no llegan a convencerme del todo. Llamadle nostalgia o cabezonería, pero es que, mientras las viejas melodías suenan con ciertos arreglos que, podríamos decir, las mejoran y adaptan a los tiempos que corren, por otra parte el volumen de éstas (muy por debajo del resto del juego) y los sabores "aflamencados", hacen que todavía siga tarareando y echando de menos la partitura original. No está mal, no me malinterpretéis, pero supongo que ahí se han columpiado un poco, aunque lo peor es que alguna de las notas no parecen corresponderse con el mapa clásico.
Jugabilidad:
Con sus virtudes y defectos, que no es poca cosa, este remake es, como ya he dicho más arriba, un título trabajado y cuidado en sus múltiples aspectos, lo cual hace todavía más sorprendente el haberle endosado un control tan sumamente ruin y deshonesto con el jugador. Si ahora mismo tuviera que darle una nota, y a pesar del resto (buenos gráficos, diversión y nostalgia a raudales), este Alex Kidd in Miracle World DX suspendería de manera estrepitosa. No me explico cómo, con todas las opciones y variaciones posibles (desde dejarnos escoger la típica hamburguesa de Europa o la bola de arroz japonesa al final de cada nivel, hasta las diferentes líneas de texto respecto a la historia y los encuentros con los minijefes (que en la versión original eran femeninos y ahora salvo el piedra-papel-tijera de siempre atacan de un modo distinto), la banda sonora remasterizada (con cierta reticencia para mi gusto aunque excelente), y con todo aquello que hizo grande al clásico sigue presente además de un apartado artístico muy bueno, se ha dejado de lado algo tan importante.
Para empezar, el límite de contacto con el pixel (el "hitbox"), es tan exagerado como frustrante, obligándonos a mantener las distancias y provocando que apenas rocemos el espacio de un enemigo o simplemente unos pinchos, perdamos una vida. Un problema mucho más evidente en las zonas acuáticas, donde se hace todavía más aleatorio el que podamos matar a un enemigo mientras tratamos de golpearle.
Pero nada como su tan mal control (de verdad que es con grandísima diferencia lo peor del juego): demasiado sensible al toque, y con el que apenas le demos impulso e incluso teniendo mucho espacio por delante, conseguir el equilibrio perfecto para no caernos de una plataforma es prácticamente imposible salvo que lo ensayemos muchísimo. No soy precisamente un mal jugador del clásico, pero que falle no por mis habilidades sino por un mal control es un síntoma de que este apartado no han sabido solucionarlo. Es más, parece que lo de añadir vidas infinitas (otro despropósito que destroza el juego), o las continuaciones ilimitadas, viene dado porque sabían de antemano que el control estaba completamente roto.
Morir en el primer escenario, a veces sí, y a veces no, sólo porque el personaje no se ha detenido donde se lo hemos indicado, y de manera tan aleatoria y difícil de controlar... no puede ser.
Conclusión:
Alex Kidd in Miracle World DX lo tiene (o tenía) todo para triunfar. Es uno de los videojuegos remasterizados que mejor respetan el juego original. Es divertido, ameno, adictivo, muy bonito y con todo aquello que hizo grande al clásico de 8 bits. ¿Qué falla? Un control malísimo que convierte una partida en algo completamente aleatorio y frustrante. Seguramente pensando en ello, y por vagancia o el no saber cómo solucionarlo, se optara por incluir opciones que hacen el juego más fácil como en el caso de las vidas infinitas. Recomiendo el juego por muchos otros factores, pero si de mi mano estuviera no permitiría sacarlo a la venta. Así, no. Es lo único, lo más inestable, me temo.
Lo mejor:
-Escenarios rediseñados pero respetando casi en su totalidad al original.
-Banda sonora remasterizada.
-Más líneas de texto añadidas a la historia a través de diversos personajes.
-Enemigos rediseñados de manera muy satisfactoria y hasta divertida.
-Nuevos niveles.
-Batallas contra jefes finales algo modificadas e innovadoras.
Diversas opciones gráficas y la rom original desbloqueada.
Lo peor:
-Control pésimo que arruina en parte la experiencia. Suspenso absoluto sólo por este aspecto.
-Algunos gráficos del escenario tapan la escena.
-No tenemos una zona de pausa desde la que ver el mapa, puntuación e items como en el original (aspecto medido de manera objetiva).
-Hay mucho flipado en las redes sociales que dicen que se lo han acabado varias veces pero no te cuentan que usando las vidas infinitas. Que eso no mola y queda mal...
