El videojuego de hoy es, por muchísimas y poderosas razones, uno de los más queridos y disfrutados de mi humilde colección.
Horas y horas, que podrían ser muchos años haciendo cuentas, dedicadas en rigurosa exclusiva a este gran exponente en el género de la lucha en videojuegos. Primero para sacar adelante la más que generosa lista de personajes (10 iniciales que acabarían desbloqueando otros tantos), y segundo -y no menos importante durante su época de gloria- para convertirme entre aquellos que me retaban en todo un experto de la lucha virtual.
Horas y horas, que podrían ser muchos años haciendo cuentas, dedicadas en rigurosa exclusiva a este gran exponente en el género de la lucha en videojuegos. Primero para sacar adelante la más que generosa lista de personajes (10 iniciales que acabarían desbloqueando otros tantos), y segundo -y no menos importante durante su época de gloria- para convertirme entre aquellos que me retaban en todo un experto de la lucha virtual.
Ah, cuántas bocas callé y cuántos brazos y cuellos partí...
Llamadme nostálgico, pero las sensaciones vividas con este juego no volvieron a repetirse. Jamás. |
Con todos ustedes, señores visitantes de este blog, el rey, su majestad... El excelentísimo:
Tekken 2.
Y aquí os cuento mi historia... (Tocho va, aviso):
No podría empezar a hablar de este juego sin narrar cómo el mismo llegó a mí conocimiento. Poco puedo decir que no sea para vanagloriarlo por todo aquello que supuso y reportó en mi vida como aficionado a las artes marciales y jugador. Es sin duda, y considerado por muchos como así lo define su propia historia, uno de los mejores títulos habidos en la industria de los videojuegos; atemporal, pues todavía sigue siendo muy divertido y desafiante si obvias los gráficos ya desfasados y, por lo que he podido comprobar -además muy recientemente- sigue despertando pasiones entre los entusiastas de los videojuegos y de los títulos de lucha en general.
Y es que con Tekken 2 todo cambió, desarrollando en extremo un punto de inflexión respecto a cómo deberían de ser los juegos de lucha a partir de él. De hecho fueron muchos los que acabarían copiando su fórmula; por primera vez observábamos técnicas y combates altamente realistas con todo un extenso abanico de personajes y modos de juego, en los que todos y cada uno de ellos utilizaban sus artes basándose en muy gran medida en las existentes en la realidad. Por aquel entonces yo era practicante de artes marciales mixtas (devaneos de juventud vigorosa y rampante), y todo lo que tuviera algo que ver con tales disciplinas -tanto en videojuegos como en películas- llamaba poderosamente mi atención. Por eso, y porque me impactó sobremanera, poco tardé en gastarme los ahorros de cada semana en el salón recreativo que mejor me pillaba de paso desde el gimnasio a casa.
A finales de los años 90 los gráficos, aunque éstos todavía nos dejaban perplejos y provocaban asombro como si lo que veíamos por la pantalla fuera auténtica magia, no eran en efecto lo más importante como sí lo es ahora por encima de todo entre los más jóvenes. Cada mejora, por pequeña que fuera y porque casi siempre venía acompañada de cambios a un nivel jugable que nunca antes habíamos visto, hacía que, además de sorprendernos inocentemente, nos sintiéramos como si estuviéramos viviendo un momento único e irrepetible. Así ha sido y soy de los que creen que las nuevas generaciones aún no han tenido la suerte de poder vivir instantes así. Todo está maquillado, es más de lo mismo, quizás más bonito y mejor, pero nada que ver con un salto cualitativo tan grande como supuso pasar de los 8 bits a los 16, y de éstos a los 32... Imaginad entonces cómo disfrutaba de la calidad de la recreativa de Virtua Fighter 2 (máquina que descubrí en uno de mis trayectos y que hacía que me detuviera aunque sólo fuera para mirar alguna demostración). Para mí aquello era lo más parecido a un simulador de combate real. Ni Street Fighter, ni Last Blade, ni nada que se le pareciera, pues como a todos en aquel momento el paso a las tres dimensiones supuso una revolución. Casi cada mañana que salía del gimnasio pasaba por delante de los recreativos llevando a mis espaldas una mochila de Nike de color azul mientras me bebía los últimos restos de un Gatorade y, como en un ritual, sentía la acuciante necesidad de batirme en duelo singular mientras manejaba al poderoso Akira para después analizar la partida y esperar que al día siguiente pudiera llegar a otro nivel.
No podría empezar a hablar de este juego sin narrar cómo el mismo llegó a mí conocimiento. Poco puedo decir que no sea para vanagloriarlo por todo aquello que supuso y reportó en mi vida como aficionado a las artes marciales y jugador. Es sin duda, y considerado por muchos como así lo define su propia historia, uno de los mejores títulos habidos en la industria de los videojuegos; atemporal, pues todavía sigue siendo muy divertido y desafiante si obvias los gráficos ya desfasados y, por lo que he podido comprobar -además muy recientemente- sigue despertando pasiones entre los entusiastas de los videojuegos y de los títulos de lucha en general.
Y es que con Tekken 2 todo cambió, desarrollando en extremo un punto de inflexión respecto a cómo deberían de ser los juegos de lucha a partir de él. De hecho fueron muchos los que acabarían copiando su fórmula; por primera vez observábamos técnicas y combates altamente realistas con todo un extenso abanico de personajes y modos de juego, en los que todos y cada uno de ellos utilizaban sus artes basándose en muy gran medida en las existentes en la realidad. Por aquel entonces yo era practicante de artes marciales mixtas (devaneos de juventud vigorosa y rampante), y todo lo que tuviera algo que ver con tales disciplinas -tanto en videojuegos como en películas- llamaba poderosamente mi atención. Por eso, y porque me impactó sobremanera, poco tardé en gastarme los ahorros de cada semana en el salón recreativo que mejor me pillaba de paso desde el gimnasio a casa.
Durante un tiempo ésta fue la máquina que me quitaba el sueño. Más imágenes pinchando aquí. |
A finales de los años 90 los gráficos, aunque éstos todavía nos dejaban perplejos y provocaban asombro como si lo que veíamos por la pantalla fuera auténtica magia, no eran en efecto lo más importante como sí lo es ahora por encima de todo entre los más jóvenes. Cada mejora, por pequeña que fuera y porque casi siempre venía acompañada de cambios a un nivel jugable que nunca antes habíamos visto, hacía que, además de sorprendernos inocentemente, nos sintiéramos como si estuviéramos viviendo un momento único e irrepetible. Así ha sido y soy de los que creen que las nuevas generaciones aún no han tenido la suerte de poder vivir instantes así. Todo está maquillado, es más de lo mismo, quizás más bonito y mejor, pero nada que ver con un salto cualitativo tan grande como supuso pasar de los 8 bits a los 16, y de éstos a los 32... Imaginad entonces cómo disfrutaba de la calidad de la recreativa de Virtua Fighter 2 (máquina que descubrí en uno de mis trayectos y que hacía que me detuviera aunque sólo fuera para mirar alguna demostración). Para mí aquello era lo más parecido a un simulador de combate real. Ni Street Fighter, ni Last Blade, ni nada que se le pareciera, pues como a todos en aquel momento el paso a las tres dimensiones supuso una revolución. Casi cada mañana que salía del gimnasio pasaba por delante de los recreativos llevando a mis espaldas una mochila de Nike de color azul mientras me bebía los últimos restos de un Gatorade y, como en un ritual, sentía la acuciante necesidad de batirme en duelo singular mientras manejaba al poderoso Akira para después analizar la partida y esperar que al día siguiente pudiera llegar a otro nivel.
Pero con Tekken... (ay, cuando lo descubrí...) todo cambió.
He de decir que mi primer encuentro con la saga fue con esta segunda entrega, puesto que no supe de una anterior hasta un tiempo después gracias a la emulación, y ya enganchado a la joya de Seiichi Ishii. Recuerdo entonces que la máquina de SEGA de mis amores y montada en la increíble placa Model 2, estaba justo en la entrada del salón arrimado contra la pared a su izquierda; sólo tenía que subir un escalón desde la calle para poder insertar moneda y jugar. Y así fue cómo aquel mismo día, como de costumbre enfrascado en mi rutina, cuando de pronto y al fondo de todo el recinto, una enorme pantalla de tropecientas pulgadas y que coronaba la zona, mostraba a todo color una demo de un juego de lucha que nunca antes había visto por allí. Era Tekken 2... montado sobre una System 11, placa que se basaba en la de Playstation.
El resto fue para simplemente soñar.
En su versión arcade y a 60 imágenes por segundo en alta resolución, cada escena y cada movimiento ejecutado lo hacían de una manera magistral. Nervioso, tras un primer vistazo a lo que estaba observando, y todavía extasiado ante tal desplieque de medios (y con el pantallón era todavía más alucinante), metí mi primera moneda sin saber muy bien por dónde empezar. Personalmente escogí a Lei o a Law -ahora no lo recuerdo pero sin duda fueron los más recurrentes- por mi afinidad y gustos con los artistas marciales a los que representaban y que obviamente guardaban más parecido (Bruce Lee y Jackie Chan), con lo que cada uno de los combates y su desarrollo los disfrutaba como si realmente fuera yo el que se estaba partiendo la cara. Pronto dejé a un lado (una traición por mi parte, pero es que no volví a tocarlo) al que sólo 24 horas antes había sido el motivo por el que mis cinco duros del día pesaban demasiado en el bolsillo de mi pantalón. Pero es que eran sus mejores gráficos, los movimientos de los personajes y sus múltiples posibilidades, los que decantaron de cero a cien en pocos segundos todo mi interés. En ese momento se había convertido en el auténtico juego de lucha que hacía que otros languidecieran y se rindieran, eclipsados por su calidad técnica y, sobre todo, ante su puesta en escena que adelantaba al resto del género en diversión y espectacularidad. Corría el año 1995, y sólo uno más tarde, ahora os lo cuento, que uno de mis sueños se convertirían en realidad.
Creedme, en su momento estos gráficos eran de lo más brutal y realista. |
Tekken 2 para la sobremesa.
Una tarde de sábado, y mientras veía un anuncio en la tele del cual os hablé en esta otra entrada con motivo del 20º aniversario de la primera Playstation, vi que uno de los títulos con los que contaba la primeriza máquina de Sony que se anunciaba era aquel que me quitaba el sueño. Un videojuego del que, como buen fan y siempre que tenía la oportunidad, me encargaba de hablar con visible entusiasmo a los demás. Estaba lo que se dice vulgarmente, muy 'flipado' por el título, y le comía el coco a cualquiera sólo para detallar alguno de los combates que había vivido en el salón recreativo (Flipper, se llamaba). Las cosas como son. Y fue ese el detonante de que, tras casi un año en la calle porque poco he sido de comprarme las cosas de salida, yo me decantara en contra de SEGA Saturn por la excelente máquina gris. Sí, lo digo bien alto y muy claro:
Tekken 2 fue el culpable de que me comprara la Playstation y esa fue mi entrada por la puerta grande en los maravillosos 32 bits.
Ahí es nada, y por unas 30.000 de las viejas pesetas. Pero lo mejor fue cuando -que ya es casualidad- pude comprobar que una de las demos que se incluían con la consola como cd de regalo era la del juego, permitiéndome jugar con Law o Lei durante un único combate y del que puedo deciros que jugué hasta la extenuación además de quedarme boquiabierto con su tremenda introducción. Recuerdo entonces a mi hermana asombrada y repitiendo sin cesar que los luchadores parecían de verdad. Y es que esa era la impresión.
Tekken 2 en Playstation venía con muchas y jugosas novedades jugables. |
Fue entonces cuando meses después que llegó el momento culmen a modo de orgasmo. Un sueño hecho realidad. Mi madre, por 8000 pesetas de la época en un Centro Mail y -según me contó mi hermana que fue quien la acompañaba- al grito del precio en mitad del establecimiento para asombro de los presentes (imaginaos el espectáculo...), me regaló la versión que tanto tiempo estaba esperando y por la que casi podría decirse que convulsionaba; la mejor de todas. Tekken 2, a 50 herzios, sí, porque nada es perfecto, pese a que en aquel momento eso no nos importaba... pero en una edición que dejaba a la que había disfrutado hasta el momento en recreativas a la altura del betún. Una gran cantidad de personajes y modos que nunca habíamos visto o que jamás habíamos pensado, con finales exclusivos y muchísimos extras, además de una nueva banda sonora que se incluía junto a la de la recreativa original. Toda la diversión posible en un único CD de serigrafía playera y exuberante que tantos y tan grandes momentos me hizo pasar (y que hoy día estaría prohibida por los de piel fina). En la intimidad de mi casa, sin tener que pagar cinco duros por cada partida, disfrutando de todo el sabor arcade en pijama una mañana de sábado o entre semana, lo que era una idea que se me antojaba demencial.
Imagino que mi madre estaba tan harta de escucharme hablar de él que acabó por rendirse... Tampoco es que no pudiera comprarlo por mis medios ya que por aquellos años ya podía trabajar y de hecho lo hacía, pero estaba con otros frentes. Sea como fuere, el regalo fue brutal, aunque fue el único que ella llegó a hacerme en toda su vida.
Partidas a Tekken multitudinarias, en grupo y durante horas
Y a partir de ahí llegaría todo lo demás: partidas en grupo en mi casa o en las de mis amigos, durante innumerables horas y a veces llegando la noche (fue la única época en la que mi vieja PSX dio el callo como nunca), pero estaba clarísimo que era el juego al que todos querían jugar. Recuerdo que estaba en casa y de repente me llamaban por teléfono para decirme si bajaba la consola (yo vivía en una colina y mis amigos abajo en la ciudad) y, sé que era por absoluto interés, pero no iba a poner peros a la hora de disfrutar de todas las opciones y maneras posibles de un juego como aquel tanto a dobles como en multitudinario multijugador. Durante horas, por equipos o al típico siguientes (cuando cogía a Nina Williams todos protestaban porque raramente me derrotaban), gozando como auténticas perras y repartidos en los sofás en mitad de un salón. Menudo jaleo hacíamos y cómo de grande se hacía todavía más el juego de lo que ya era. Quizás también debido a eso que, en los siguientes años, me cansé un poco de él. Es que fueron innumerables partidas... Épica, por nombrarlo de alguna manera, fue la maratón de Diablo 1 y Tekken 2 que nos hicimos un fin de semana entre dos amigos y yo. De las más recordadas en toda mi vida. Lástima que esos buenos tiempos jamás volverán.
Y a partir de ahí llegaría todo lo demás: partidas en grupo en mi casa o en las de mis amigos, durante innumerables horas y a veces llegando la noche (fue la única época en la que mi vieja PSX dio el callo como nunca), pero estaba clarísimo que era el juego al que todos querían jugar. Recuerdo que estaba en casa y de repente me llamaban por teléfono para decirme si bajaba la consola (yo vivía en una colina y mis amigos abajo en la ciudad) y, sé que era por absoluto interés, pero no iba a poner peros a la hora de disfrutar de todas las opciones y maneras posibles de un juego como aquel tanto a dobles como en multitudinario multijugador. Durante horas, por equipos o al típico siguientes (cuando cogía a Nina Williams todos protestaban porque raramente me derrotaban), gozando como auténticas perras y repartidos en los sofás en mitad de un salón. Menudo jaleo hacíamos y cómo de grande se hacía todavía más el juego de lo que ya era. Quizás también debido a eso que, en los siguientes años, me cansé un poco de él. Es que fueron innumerables partidas... Épica, por nombrarlo de alguna manera, fue la maratón de Diablo 1 y Tekken 2 que nos hicimos un fin de semana entre dos amigos y yo. De las más recordadas en toda mi vida. Lástima que esos buenos tiempos jamás volverán.
Pero vamos acabando ya...
Y mientras me seco la nostalgia (muy agradecido por vuestra paciencia porque hayáis llegado hasta esta parte), ahora sí, por fin, paso a dar mi opinión y análisis (objetivo, o no...) de Tekken 2 en su mejor versión para la primera Playstation. Una consola que además significó no pocas cosas en mi juventud como también coincidió con el final de una etapa en la que cada vez los recreativos tenían menos presencia hasta desaparecer. Yo mismo, salvo momentos puntuales, dejé de ir. Aunque todo eso comenzó con mi Master System, pues por fin tenía en casa un elemento de ocio tan especial.
El típico aviso legal de Playstation era sinónimo de diversión hasta reventar. |
Historia:
La historia se centra en el que es el mayor torneo de lucha de Japón. El Tekken, o el puño de acero, como le llaman tradicionalmente y cuyo premio supone una enorme cuantía. Un torneo auspiciado por el mismísimo Kazuya, protagonista de la primera entrega e hijo de Heihachi Mishima; uno de los personajes más fuertes e icónicos de la saga y al que veremos en esta entrega ascender por la pared de una montaña y que si seguimos la cronología creímos muerto en el título anterior. Kazuya, sorprendido ante este hecho al igual que nosotros y ante la noticia y vuelta de su odiado padre, convoca un segundo torneo esperando acabar con su progenitor de una vez por todas; reuniendo para ello a todo un elenco de luchadores, algunos de ellos con la misión ineludible de dar muerte al propio Heihachi.
Da la sensación de que Heihachi es el malo de la película y, de hecho, fue el jefe final del primero, aunque investigando un poquito en su historia, consecuencias y motivaciones, nos damos cuenta de que su hijo -del que os he hablado hace un rato- es todavía mucho peor.
Cada uno de los personajes (10 iniciales, 10 desbloqueables, así como algunos otros luchadores ocultos presionando diferentes pieles o trajes, haciendo un total de 25), tienen diferentes motivos y cuestiones por los que participar en el torneo. La mayoría con lazos familiares o personales con otros luchadores del torneo y, otros, con el propio anfitrión. Todos y cada uno de ellos con su respectiva animación final pero, en definitiva, con la intención de hacernos pasar un buen rato a tortas, que es lo fundamental.
Da la sensación de que Heihachi es el malo de la película y, de hecho, fue el jefe final del primero, aunque investigando un poquito en su historia, consecuencias y motivaciones, nos damos cuenta de que su hijo -del que os he hablado hace un rato- es todavía mucho peor.
Cada uno de los personajes (10 iniciales, 10 desbloqueables, así como algunos otros luchadores ocultos presionando diferentes pieles o trajes, haciendo un total de 25), tienen diferentes motivos y cuestiones por los que participar en el torneo. La mayoría con lazos familiares o personales con otros luchadores del torneo y, otros, con el propio anfitrión. Todos y cada uno de ellos con su respectiva animación final pero, en definitiva, con la intención de hacernos pasar un buen rato a tortas, que es lo fundamental.
Algunos escenarios lucen majestuosos junto a su banda sonora. ¿Quién no recuerda el escenario de King? |
Gráficos:
Aunque hoy es un juego al que se le notan las costuras por razones más que obvias, en su tiempo fue un juego sorprendente y bastante espectacular por muchísimas otras. Ha envejecido, sí, pero sigue conservando aquello por lo que todavía se le considera como uno de los mejores videojuegos del género de la lucha. Todavía muy disfrutable y entretenido, cuenta con una buena cantidad de personajes -observar la parte trasera de su caja se nos hacía inabarcable- donde algunos repetían desde la primera entrega. También lo hace con un buen surtido de escenarios prerrenderizados en los que se representan diferentes lugares del mundo y con su propia pista de audio, así como exhibiendo unas repeticiones y celebraciones hartamente realistas que hacían que nos quedásemos absortos frente al televisor.
Ayuda además el mimado diseño de las animaciones, combos, movimientos y variedad de pieles de cada uno de los luchadores, dando la sensación por su fidelidad de hallarnos ante un combate prácticamente real. Visto ahora parece una exageración, pero tenéis que pensar en los años que eran y todo lo que hubo antes de él. Echadle unas partidas y comprobadlo. Incluso décadas más tarde, su manejo y visionado sigue siendo fluido y nada tosco. Pero eso es lo que diferencia a un excelente título de uno del montón.
Siguiendo con los personajes, su diseño y movimientos, aunque se evidencia su simpleza y algunos errores teniendo en cuenta los estándares actuales y puede que eso os chirríe, están más trabajados que los de su primera entrega con gran diferencia, aguantando el tipo incluso en plena acción. Tekken 3 rizaría el rizo más tarde exprimiendo el hardware de la consola y haciendo lo imposible, pero personalmente me sigue gustando más la segunda parte varios puntos por encima de su continuación. En aquellos años pocos títulos de lucha -en mi opinión creo que ninguno- podían hacerle sombra, y pese a que los 50 herzios de la versión casera perdían en velocidad y respuesta -notándose también una vez jugamos con las USA- os digo que pasados los primeros minutos y acostumbrarnos esa diferencia no deja de ser residual. A finales de los años 90 todavía disfrutábamos de lo que teníamos entre manos sin miramientos y sin contemplaciones, y sin importarnos si el PAL era un 15 o 20% más lento; no como ahora, que entre unas y otras charangadas técnicas, la juventud suele dispersarse sin centrarse en la más pura y genuina diversión. A nosotros nos gustaban los videojuegos sin más que objetar.
Jun era uno de los nuevos personajes no jugables que se incluían en la Demo. |
También se dejaba notar -siempre comparándolo con el Arcade- el bajón general aunque no alarmante en los fondos estáticos; imágenes superpuestas que rotan según nos movamos dando esa sensación de espacio completo en 3D. Rebajan algo su nivel de detalle, aunque hay que fijarse mucho, los modelos poligonales. Pero todo lo demás y que hacía grande al juego de recreativa estaba expandido en la versión de sobremesa y multiplicado por mil. Por extras y por variedad, la de PSX es una versión muy por encima de la entrega de los salones Arcade (nada de "Arqueid", Ar-Ca-De, a ver si aprendemos). La mejor y una de las experiencias más sorprendentes y gratificantes de su género.
Se perciben a veces, en según qué ocasiones y dependiendo de qué movimientos, animaciones o posturas, sobre todo cuando son forzadas, algo de 'clipping' típico de la época, pero que para nada enturbian la sensación de realismo general. Esto se debe a la citada cantidad de polígonos con los que los personajes fueron creados (como en muchos otros juegos), aunque en 1996 el juego fue elogiado por la crítica al poder plasmar tal ingenio y fluidez (más en sistemas ntsc por su rapidez) en una máquina de 32 bits.
La intro, poniendo atención en gran parte de las escenas -como la que se llena de personas cruzando un famoso lugar de Tokyo y que impactó en aquellos años, es tremenda si dejamos de lado las comparaciones. Hoy se ven a los personajes algo robotizados y muy poligonales, pero entonces, era una animación de apertura muy trabajada y por encima de lo habitual. Recuerdo a un chaval del barrio que la había visto (porque nada más llegar de la tienda y con cada uno su propia consola en las manos decidimos ir a probarlas a nuestras respectivas televisiones), salió agitando la mano como prueba de que lo que había visto era brutal. Tenéis la misma en un vídeo que hice hace tiempo más abajo. Yo es que la veo y me sigue encantando.
La versión Playstation bajaba un poco el listón gráfico de la recreativa, pero era igualmente increíble. |
Sonido:
Poco más podíamos pedir como colofón a un juego de estas características y cuidado al detalle: una banda sonora equilibrada, variada y de gran calidad, de la que destaco el hecho de que podemos escuchar también la versión arcade original si así lo deseamos en las opciones. Todavía hoy si escuchamos una pieza determinada (como la de la catedral o la del escenario de Jack o Yoshimitsu, y a pesar de que han pasado más de dos décadas, sabremos al instante a qué personaje o escenario estaba dedicada. De hecho ahora mismo tengo unas cuantas rondándome por la cabeza... El resto de efectos, gritos, sonidos de golpes, la voz en off del "árbitro", así como los relacionados con otros movimientos e incluso cuando rompemos un brazo o partimos una pierna, cumplen con lo esperado sin degradar en nada la buena impresión general.
Jugabilidad:
Aquí es donde Tekken 2 es sin duda el verdadero rey de su tiempo. A nivel técnico y jugable, a pesar de sus similitudes con su primera entrega, la continuación de esta franquicia fue pionera y supuso un punto y aparte en el modo de jugar a los títulos de lucha en 3D. A los nuevos modos, Survival (donde lucharíamos contra diferentes oponentes hasta caer rendidos), batalla por equipos (la joya de la corona en las partidas grupales), Time Attack y el modo arcade ya conocido donde además podemos disfrutar de una Historia con final propio, y hasta un modo Práctica, se le unía un desarrollo y una curva de dificultad más amable que invitaba -incluso al neófito- a probar suerte y pelear. Era fácil que alguien sin demasiada idea pudiera vencer a uno más experimentado gracias a todos los tipos de combinaciones. Además podíamos alterar muchas de las funciones como el tiempo de cada combate, número de asaltos, daño o no si bloqueábamos los golpes, o el nivel de la barra de vida para que cada pelea durase más. Lo tenía todo y lo hacía muy bien.
Por primera vez se diferencian botones superiores de inferiores (asignándolos del mismo modo a los miembros de los personajes; brazos y piernas, mal pensados), traduciéndose durante la partida en una mejor intuición y variedad técnica que dotaba a cada uno de los combates y combos de mayor reacción y espectacularidad. Tampoco era un juego sencillo, aunque lo pareciera, pues manejar bien a todos los personajes y vencer a contrincantes temibles -como King en difícil, que te cogía y no te soltaba- requería de muchas horas de juego y práctica sobre todo a partir de la mitad del torneo y siempre dependiendo de la dificultad elegida. Para ello el juego cuenta con varias opciones muy vistosas a modo de tutorial, con lo que si queremos mejorar nuestro estilo podemos activarlos en el modo Práctica o durante el combate. Lo bueno es que su aprendizaje nos servirá para versiones de Tekken incluso actuales.
El listado de personajes, extenso y muy variado para la época (un gustazo disfrutar de la caja de Psx), es también otra de sus señas de identidad más notables y algunos cuentan con varios trajes según el botón que pulsemos antes de cada pelea. Nos gustase el estilo que nos gustase o su apariencia, allí teníamos un personaje que muy probablemente se adaptara a nosotros y a nuestros gustos. Si querías Kung-Fu, tendrías Kung-fu. Si querías Karate o un tipo de combate menos contundente y vistoso, también. Lo mismo pasaba con Muai Thai, Taewkondo, Ninjitsu, Sumo, y un largo etcétera de artes. La única pega es que algunos de los personajes (no muchos, en verdad) no cambian demasiado su estilo salvo la piel o skin que los representa como Kazuya y Devil Jin o Kunimitsu con Yoshimitsu, compartiendo combos y ataques, a veces por afinidad o parentesco. Junto a los luchadores que íbamos desbloqueando, teníamos alguno que otro más oculto como Angel.
Por primera vez se diferencian botones superiores de inferiores (asignándolos del mismo modo a los miembros de los personajes; brazos y piernas, mal pensados), traduciéndose durante la partida en una mejor intuición y variedad técnica que dotaba a cada uno de los combates y combos de mayor reacción y espectacularidad. Tampoco era un juego sencillo, aunque lo pareciera, pues manejar bien a todos los personajes y vencer a contrincantes temibles -como King en difícil, que te cogía y no te soltaba- requería de muchas horas de juego y práctica sobre todo a partir de la mitad del torneo y siempre dependiendo de la dificultad elegida. Para ello el juego cuenta con varias opciones muy vistosas a modo de tutorial, con lo que si queremos mejorar nuestro estilo podemos activarlos en el modo Práctica o durante el combate. Lo bueno es que su aprendizaje nos servirá para versiones de Tekken incluso actuales.
El listado de personajes, extenso y muy variado para la época (un gustazo disfrutar de la caja de Psx), es también otra de sus señas de identidad más notables y algunos cuentan con varios trajes según el botón que pulsemos antes de cada pelea. Nos gustase el estilo que nos gustase o su apariencia, allí teníamos un personaje que muy probablemente se adaptara a nosotros y a nuestros gustos. Si querías Kung-Fu, tendrías Kung-fu. Si querías Karate o un tipo de combate menos contundente y vistoso, también. Lo mismo pasaba con Muai Thai, Taewkondo, Ninjitsu, Sumo, y un largo etcétera de artes. La única pega es que algunos de los personajes (no muchos, en verdad) no cambian demasiado su estilo salvo la piel o skin que los representa como Kazuya y Devil Jin o Kunimitsu con Yoshimitsu, compartiendo combos y ataques, a veces por afinidad o parentesco. Junto a los luchadores que íbamos desbloqueando, teníamos alguno que otro más oculto como Angel.
En total, sumaban unos 25, lo que estaba muy por encima de la media. Pero lo que más gustaba era cómo cada contrincante nos obligaba a modificar nuestro tipo de juego gracias a su arte marcial correspondiente. Pocos títulos demandaban tal precisión y te hacían disfrutar tanto, más si lo que deseábamos era que a niveles altos fuéramos el mejor.
Conclusión:
Tekken 2 es un juego que marcó a distintas generaciones -entre las que me incluyo- y que además lo hizo marcando un antes y un después. Hoy día muchas de sus virtudes ya han sido superadas en el tiempo, pero sigue siendo un juego muy bueno y eso no se le puede negar. Buena jugabilidad, duración y posibilidades, un trinomio perfecto si lo que buscas es por encima de todo entretenimiento y diversión. Sea en compañía, en grupo o en solitario, y sin desmerecer la Arcade, la versión de 32 bits (preferiblemente la de 60 hz sino tienes otra a mano) es sin ánimo de duda, la mejor. Un buen número de extras y personajes, una asignación de botones perfecta y una relativa curva de dificultad poco pronunciada -siempre y cuando no subamos mucho el listón- son ingredientes más que suficientes para empezar a gozarlo. Aún así no es un título fácil en los modos de dificultad más elevados y mucho menos ante un buen jugador ya experimentado, pues de querer dominarlo se necesitan muchas horas practicando. Mientras unas técnicas son fáciles de realizar, otras son sin embargo mucho más complicadas, y casi siempre nos sorprenderemos al descubrir alguna nueva (yo no hace muchos años encontré algún nuevo movimiento).
La mayoría siempre prefiere su tercera entrega aunque yo me quedo con este Tekken 2. Uno de los mejores juegos de lucha de todos los tiempos. Sin duda, lo recomiendo.
Tekken 2 es un juego que marcó a distintas generaciones -entre las que me incluyo- y que además lo hizo marcando un antes y un después. Hoy día muchas de sus virtudes ya han sido superadas en el tiempo, pero sigue siendo un juego muy bueno y eso no se le puede negar. Buena jugabilidad, duración y posibilidades, un trinomio perfecto si lo que buscas es por encima de todo entretenimiento y diversión. Sea en compañía, en grupo o en solitario, y sin desmerecer la Arcade, la versión de 32 bits (preferiblemente la de 60 hz sino tienes otra a mano) es sin ánimo de duda, la mejor. Un buen número de extras y personajes, una asignación de botones perfecta y una relativa curva de dificultad poco pronunciada -siempre y cuando no subamos mucho el listón- son ingredientes más que suficientes para empezar a gozarlo. Aún así no es un título fácil en los modos de dificultad más elevados y mucho menos ante un buen jugador ya experimentado, pues de querer dominarlo se necesitan muchas horas practicando. Mientras unas técnicas son fáciles de realizar, otras son sin embargo mucho más complicadas, y casi siempre nos sorprenderemos al descubrir alguna nueva (yo no hace muchos años encontré algún nuevo movimiento).
La mayoría siempre prefiere su tercera entrega aunque yo me quedo con este Tekken 2. Uno de los mejores juegos de lucha de todos los tiempos. Sin duda, lo recomiendo.
Lo mejor:
-Gran cantidad de personajes (25).
-Gran cantidad de opciones para la época.
-Dos bandas sonoras de gran calidad a escoger.
-Muchos niveles de dificultad.
-Diferentes opciones ya sea en grupo como para un solo jugador.
-Buen surtido de escenarios.
-Animaciones, combos y técnicas variadas muy realistas.
-Podemos arrollar a otros personajes e incluso inmovilizarlos.
-Modo práctica.
-Partidas por equipos.
-Combos interminables (cuidadito con King).
-Intuitivo y accesible a los jugadores menos expertos.
-Fácil de manejar pero difícil de dominar (lo ideal en un juego de lucha).
-Diferentes finales para cada personaje.
-Historia y motivaciones de cada luchador.
-Muchas horas de juego.
-Intro espectacular.
-Personajes ocultos.
-Campo de batalla infinito (siempre que nos movamos hacia un lado, nunca llegamos a un tope).
-Versión Playstation muy fiel en todos los aspectos a la recreativa, e incluso mejorándola.
-Gran cantidad de opciones para la época.
-Dos bandas sonoras de gran calidad a escoger.
-Muchos niveles de dificultad.
-Diferentes opciones ya sea en grupo como para un solo jugador.
-Buen surtido de escenarios.
-Animaciones, combos y técnicas variadas muy realistas.
-Podemos arrollar a otros personajes e incluso inmovilizarlos.
-Modo práctica.
-Partidas por equipos.
-Combos interminables (cuidadito con King).
-Intuitivo y accesible a los jugadores menos expertos.
-Fácil de manejar pero difícil de dominar (lo ideal en un juego de lucha).
-Diferentes finales para cada personaje.
-Historia y motivaciones de cada luchador.
-Muchas horas de juego.
-Intro espectacular.
-Personajes ocultos.
-Campo de batalla infinito (siempre que nos movamos hacia un lado, nunca llegamos a un tope).
-Versión Playstation muy fiel en todos los aspectos a la recreativa, e incluso mejorándola.
Lo peor:
-Las diferencias entre 50 y 60 herzios.
-Algunos errores gráficos leves en algunos de los personajes.
-Varios de los personajes (unos pocos) copian entre sí su estilo de lucha y ataques.
-El enemigo final, aunque poderoso, no es todo lo espectacular que desearíamos.
-Algunos ataques o movimientos son poco realistas (ciertos saltos son demasiado exagerados en ocasiones, así como el efecto de algunos golpes en la física del rival y que lo mantienen en el aire). A mí al menos nunca me ha gustado eso en los juegos de lucha.
Personajes en esta entrega (recogido de la Wikipedia):
-Las diferencias entre 50 y 60 herzios.
-Algunos errores gráficos leves en algunos de los personajes.
-Varios de los personajes (unos pocos) copian entre sí su estilo de lucha y ataques.
-El enemigo final, aunque poderoso, no es todo lo espectacular que desearíamos.
-Algunos ataques o movimientos son poco realistas (ciertos saltos son demasiado exagerados en ocasiones, así como el efecto de algunos golpes en la física del rival y que lo mantienen en el aire). A mí al menos nunca me ha gustado eso en los juegos de lucha.
Personajes en esta entrega (recogido de la Wikipedia):
Como podréis ver, los luchadores son la piedra angular de un juego de lucha, pero en esta ocasión es mucho más que eso. No sólo por su variedad y la cantidad de disciplinas de cada personaje, sino porque esto hace que cada combate en Tekken 2 sea prácticamente singular. Tenemos además opciones contundentes como Jack-2, King o el mismísimo Paul, quienes entre otros cuentan con ataques poderosos que nos llevarán al límite de nuestra barra de vida. También existen las contras (que pocos que se hayan acercado a este juego lo saben, pero consiste en poder esquivar o hacer un contraataque), siendo la especialista entre todos, que no la única, Nina. No todos los personajes son igual de fáciles para manejarlos y dominarlos, complicándonos las cosas y necesitando de mucho más entrenamiento. Tenemos el caso de Yoshimitsu, Wang, o Heihachi, a quienes yo mismo, después de tantos años (aunque es cierto que no he jugado tanto con ellos) me cuesta dominar y realizar todos sus ataques posibles.
En fin, una joyita que espero muchos os dignéis a probar.
Curiosidades:
-La placa System 11 de la recreativa en el primer Tekken, está basada en Playstation.
-Playstation sólo tenía 2mb de ram, lo cual obligó a los desarrolladores a comprimir mucho las texturas.
-El CD de Playstation muestra la serigrafía de 3 de las chicas en bikini (hoy se consideraría machista).
-Existe un truco para poder jugar en primera persona*.
-Existe otro truco para poner personajes cabezones con voces alteradas.
-En el modo "Práctica" y sin tocar nada, podemos ver los pensamientos de cada personaje*.
-En algunos escenarios, como el de Heihachi, existen huevos de pascua.
-En el escenario de Paul Phoenix podemos ver las desaparecidas Torres Gemelas.
-En algunos escenarios, como el de Heihachi, existen huevos de pascua.
-En el escenario de Paul Phoenix podemos ver las desaparecidas Torres Gemelas.
-Pulsando círculo durante las repeticiones del K.O veremos nuevas celebraciones*.
-Algunos combos pueden desembocar en un Perfect.
-Algunos combos pueden desembocar en un Perfect.
-Se incluye en el modo Arcade de Tekken 5 para Playstation 2*.
-Si derrotamos a alguien con muy poca vida, suena una voz que dice "Great".
-Fue durante 24 semanas número uno de ventas en los EE.UU.
-Si derrotamos a alguien con muy poca vida, suena una voz que dice "Great".
-Fue durante 24 semanas número uno de ventas en los EE.UU.
-El juego cuenta con bastantes trucos muy llamativos como el de personajes gordos o cabezones.
-Existe un modo teatro (para ver vídeos o escuchar música) sólo posible en la edición japonesa*.
*Marcado con asterisco los añadidos en curiosidades el 17/01/2024.
Mi copia original de 1996. ¡¡¡Ocho Miiiiilll!!! |
Más imágenes de una partida reciente.
Algunos personajes eran muy lentos pero bastante contundentes. |
Uno de los escenarios. Atentos al detalle de las todavía existentes entonces "Torres Gemelas". |
Existe un truco que cambia de lugar la cámara y otro que nos permite jugar en 1ª persona. |
La intro que venía en la demo nos dejó a todos boquiabiertos. |
Personajes como Yoshimitsu son bastante difíciles de dominar. Actualizaciones de la entrada mostradas con texto en cursiva y revisadas el 26 de julio de 2023. |
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