Lo habéis escogido vosotros desde
Twitter en una batalla casi a la par. Mario vs Alex; dos personajes icónicos de un tiempo pasado, y que se resolvería con la desaparición del segundo. En este caso ha sido el bueno de
Alex Kidd quien ha ganado la batalla, aunque he de reconocer que por un momento creí que el fontanero le iba a superar. Con vosotros, con ustedes los que acudís fielmente a este blog o habéis caído por casualidades del destino.
Alex Kidd in Miracle World.
los ojos como platos en cuanto pude ver esta imagen en el televisor
La verdad es que aún me pregunto cómo es que no he analizado este gran juego desde que entonces inauguré el blog allá por el año 2009. Puede que porque no era el momento, o quizás también porque todavía no me veía preparado para hacerle homenaje como se merece. Ah, qué tiempos antaño, cuando desde la disposición de una sábana y entre cuatro paredes, a mis oídos llegó el sonido de una puerta y las palabras de su anunciación.
-Te compraron una consola... tiene dos mandos... tiene un juego.... tiene...
Más o menos la frase fue tal que así. En ese momento yo me encontraba enfermo y mis padres volvían de compras en el Alcampo para traer aquella caja cuadriculada con el producto y delirio de gran parte de mi adolescencia. Una Master System, que nunca me canso de repetir que conservo totalmente íntegra y en la misma caja original, a la que le dediqué muchas horas y sueños, pero que, de todos los juegos que tuve, a éste en concreto siempre le tuve un cariño muy especial.
la primera y su caja, empezando por arriba. Solía venir en memoria en la MS2.
Y es que Alex Kidd in Miracle World fue para mí el primer videojuego de 8 bits que pude disfrutar en una televisión a color (una Sanyo de la época, bastante avanzada para su tiempo y que era una novedad al incluir una botonera más avanzada y búsqueda automática. Idéntica a la de la imagen de más abajo y que mis padres tiraron hace pocos años simplemente porque era vieja). Gráficos y personajes de un tamaño prácticamente perfecto, una jugabilidad más que acertada, varios mundos por explorar, y una aventura como pocas que me invitaba a indagar en aquel característico texto azulado del manual. Allí fue donde descubrí que, además de Alex, el juego estaba poblado de numerosas y diversas criaturas, como también de muchos de sus amigos y familiares. Y no sólo eso, sino que el protagonista que daba nombre al videojuego actuaba de héroe en defensa de una ciudad llamada Radaxian, y para ello había aprendido una antigua y peligrosa técnica mortal con la que derrotar al tirano Janken el Grande: el mortífero ShellCore, que consistía en derribar todo tipo de bloques de piedra mediante nuestros puños.
Ciertamente todo aquello me sonaba a chino, yo lo único que quería era jugar y jugar, y tras varios intentos con ayuda, cable arriba y cable abajo, y RF en posición de on, por fin sobre la pantalla y tras la búsqueda impertinente del canal del videojuego en memoria, por fin en la pantalla, en aquel televisor que todavía resistió el envite del tiempo hasta hace unos pocos años, se dibujó, primero el sonido y más tarde la imagen, de aquel pequeño y entrañable personaje sin igual.
No es la que tenía, pero sí similar. La Sanyo Black grande.
Una catarsis de colorido golpeaba en ese momento mis juveniles retinas. Hasta ese momento mis manos sólo habían disfrutado de alguna que otra recreativa viejuna, las maquinitas portátiles y el clásico Pong. Por fin iba a poder disfrutar en casa de toda la potencia -o eso creía en ese instante de manera inocente- de todos aquellos videojuegos desarrollados por SEGA y que tanto me hacían alucinar. Más tarde con el tiempo, descubriría que las versiones de Master System adolecían de muchas cosas que sí tenían con las originales.
Pero vamos con el juego (lo sé, me emociono como un abuelo de noventa años a la hora de hablar de mis pequeños recuerdos y batallitas). Alex Kidd surgió como respuesta de la compañía nipona para aquel orondo fontanero asaltaconchas (esos argentinos mal pensados) llamado Mario en Super Mario Bross, y lo hizo en noviembre de 1986. Todavía pasaría un tiempo hasta que saliera a la palestra desbancando al chico maravilla, Sonic el erizo, también de Sega. En un primer momento existieron versiones de caja y cartucho, aunque poco más tarde llegaron a Europa las que traían el juego en la memoria interior. Ésta estaba disponible para la Master System 2, aunque también algunas pocas unidades venían en la primera versión de la consola. Esta última es precisamente la que tengo yo. Una consola que siempre tuve en la cabeza que era del año 89, pero al final era de 1990 tal y como ponía en la presentación. De las últimas Master System 1 con Alex Kidd en memoria.
Alex Kidd en mitad de un descanso en el curro...
Entre algunas de las diferencias de las versiones, encontrábamos el cambio de los controles según estábamos jugando en la de cartucho o en memoria. Además el personaje durante las cargas de cada pantalla salía comiendo una hamburguesa (memoria) o una bola Onigiri de arroz (cartucho). El juego por desgracia no disfrutaría de ninguna otra secuela que le mereciera, desapareciendo para siempre del panorama. Alex Kidd in MW era para mi gusto, de todos los AK, el mejor.
Porque jugablemente, gráfica y sonora, Alex Kidd in Miracle World lo tenía -y tiene- todo. Desde una aventura plataformera bastante compleja a través de numerosos y complicados niveles (17 en total, convirtiendo al título en uno de los más difíciles de la consola), minibosses y muy variados enemigos, hasta la posibilidad de obtener numerosos items mágicos y de todo tipo en tiendas, así como minijuegos como el piedra-papel-tijera también llamado Janken y contra los esbirros del mismo (y que sería el quebradero de cabeza de más de uno), y varios vehículos con los que facilitar su recorrido hasta el nivel donde se halla oculto el jefe final. Todo ello a ritmo de puño y salto por tierra, mar y aire, rompiendo ladrillos, recogiendo monedas y activando peligros, como también descubriendo secretos como buen plataformas que era, y demostrando que por algo de los seis Alex Kidd del momento éste era el más popular. Y tan popular: cual sería mi sorpresa mayúscula cuando con 19 años recién cumplidos descubrí en un bar de Jaén una máquina recreativa con el videojuego en cuestión. Ni corto ni perezoso; fueron mis cinco duros mejor aprovechados mientras el dueño del garito esperaba con el aliento en mi nuca porque quería cerrar.
la caja del juego en versión Usa.
De gran colorido y sprites más o menos grandes (una aberración los siguientes en este aspecto), animaciones bastante sencillas pero que lucían la mar de bien en el televisor, y con una banda sonora a cargo de Tokuhiko Uwabo (Space Harrier, After Burner, MM in Castle of Illusion, etc) muy característica que todavía hoy recuerdo y que estoy seguro muchos de vosotros sois capaces de tararear, AKMW no era el videojuego más avanzado de la consola pero sí entonces de los mejores técnicamente y que tenía muchísimo que demostrar. Disponía también de sus propios y únicos trucos, como que una vez finalizada la partida y si es que combinábamos una sucesión exacta de pulsaciones, el juego nos regalaba con una partida más.
Podéis verlo en una entrada de hace tiempo con varios trucos y alguna que otra reseña de errores que hice en ese momento, visible desde
aquí.
Recuerdo además mi empeño en superar las puntuaciones una vez terminado el juego, y para ello trataba de eliminar a cualquier enemigo o recoger un objeto por imposible y muy a desmano que estuviera. Además tenía cierto pique a la hora de terminarlo en el menor tiempo posible. De aquella los logros y los retos nos los poníamos nosotros.
este muchacho no para de comer... esta es la pantalla de carga.
Zonas como el bosque, el castillo, las ciénagas o las cavernas, todos los niveles gráficamente estaban bastante diferenciados entre sí. Cada uno por descontado, con sus propios peligros, minibosses y enemigos. Además, y en favor de este juego junto con sus otras virtudes, decir que nos encontramos con uno de los elencos más numerosos que podíamos ver en un título de la época: ranas, pulpos, pájaros, fantasmas, escorpiones, bolas de fuego danzantes, mortíferos peces, criaturas imposibles, y toda una buena ristra de diseños y parajes aderezados con un también nutrido número de npcs que nos íbamos encontrando. El juego disponía además de varias zonas ocultas y algunos secretos sorprendentes, pruebas en apariencia sencillas pero que requerían de toda nuestra atención y habilidad, y que nos obligaba también a observar en más de una ocasión el inventario, de pausar el juego, respirar profundo, darle un mordisco al bocadillo de Nocilla, y pensar cada movimiento con el fin de superar alguna zona que se nos hiciera más cuesta arriba.
Hay que decir que Alex podía morir a la primera de cambio ya bien por tocarnos cualquier enemigo, o mismamente por tener la mala fortuna de caer sobre la lava o en alguna plataforma con pinchos. Las trampas a lo largo del juego están muy medidas y en cierto modo hasta justificadas. Tampoco esperéis encontraros algo muy trabajado, y es que el pequeño motorcito del juego no daba para hacer virguerías de verdad. No obstante el juego supone un reto a cada momento. Incluso golpear con nuestro megapuño al enemigo en el momento justo requiere de bastante práctica. El otro puño, ese que veis tan pequeño, ese no... ese no lo desarrollaba.
Y así comenzaba a todo. Desde lo alto de una montaña como Son Goku.
El juego también sufría de algunos errores, sobre todo en las zonas finales, y no sería la primera ni la última vez que a pesar de encontrarnos a sólo unas pantallas de su término debíamos de resetear (alguien recuerda la zona del bosque, justo antes de enfrentarse al oso, que si uno perdía el bastón volador en cierto lugar concreto ya no podía salir de allí?). Pues como esa, alguna que otra más.
Realmente no recuerdo cuánto duraba el juego al completo, pero al menos para una tarde intensa sí que estaba sobrado. En definitiva, un personaje que lo tenía todo en un título realmente completo, pero que por desgracia no llegaría hasta nuestros días hasta ser relegada como mascota de Sega por el ya antes mencionado erizo. Que me hizo sufrir, soñar y disfrutar. De los mejores y más recordados videojuegos de la historia. Con una gran cantidad de enemigos, niveles y situaciones, minijuegos y una dificultad elevada, donde el personaje podía hacer casi de todo como por ejemplo bucear.
Un videojuego altamente recomendable e imprescindible, y que aunque parezca mentira y con todos los años que tiene encima, apenas ha envejecido.
Os dejo con algunas pantallas del juego y, atención, con una
flash movie parodia del juego en cuestión..
uno de los varios vehículos que podremos manejar durante el juego.
jugando al piedra-papel-tijera.
También viajaremos bajo el agua. Pista; el pulpo tiene un secreto.
Alex Kidd in Miracle World es un de esos juegos que tengo pendientes. Master Systems es uno de mis grandes olvidados.
ResponderEliminarPasa incluso en las mejores familias. En ésto de las consolas de 8 bits, creo que existen nintenderos y segueros más porque fue esa la casualidad que porque hubieran escogido su primera consola con total convencimiento; la mayoría eran demasiado pequeños para hacerlo. Dos máquinas muy grandes, sin ninguna duda.
EliminarAlex Kidd por su parte, es de esos videojuegos que llegaron con una pedazo entrega (la mejor simplemente porque las otras no le hacían sombra) y desaparecieron. Una rareza y una pena.
Gracias por pasarte y comentar :)